Sol, olor y sabor de Andalucía
Paseo por el centro histórico, desde la Plaza de España al Barrio de Santa Cruz, descubriendo su Catedral, Alcázar, palacios, conventos y puentes. Desde Triana a la Torre del Oro. La Sevilla más monumental, popular y bella

He visitado Sevilla en varias ocasiones y la que más recuerdo tuvo lugar en primavera cuando los naranjos embriagan de azahar el aire de las calles estrechas y sinuosas del Barrio de Santa Cruz, antiguo barrio medieval de la judería, con sus casas de típicos patios sevillanos de macetas y flores, y balcones con barandillas de hierro adornados con más flores. Ese maravilloso e inconfundible olor sólo dura apenas un par de semanas y, aunque el clima de Sevilla es cálido todo el año, la primavera es sin duda la estación más bella para visitar la ciudad. Planea tu viaje y escoge entre la variedad de hoteles en Sevilla. Otra buena y económica opción es alquilar un apartamento con Gowithoh.es. En esos meses la temperatura es ideal, entre 20 y 28 grados, y las fiestas se suceden: Semana Santa y Feria de Abril, dos celebraciones en las que la ciudad se echa a la calle. Es cierto que esos días resulta más difícil encontrar alojamiento si no se ha reservado con la suficiente antelación. Mi más reciente visita coincidió con la Feria de Abril y aproveché que el recinto ferial estaba abarrotado para pasear más tranquilamente por el centro histórico de la ciudad. La feria y las casetas están muy bien si eres sevillano y merecen una visita, pero yo no he conseguido superar el primer paso de la primera sevillana.

La capital andaluza es una gran ciudad monumental de 700.000 almas que ha crecido junto a la llanura del río Guadalquivir, a la que pone luz el sol radiante del Sur de España, olor los árboles de sus calles y parques, y sabor su deliciosa gastronomía. Sevilla es una ciudad para pasear y tapear. Pasear por su bellísimo centro histórico, por la ribera del Guadalquivir, por su mágico Barrio de Santa Cruz, por Triana, Los Remedios, Nervión... acompañados de la simpatía y vitalidad de los sevillanos. Y tapear montaditos, chacinas, mariscos, flamenquines, salmorejo, soldaditos de Pavía... junto a una cerveza o un buen vino fino en los restaurantes, mesones, bodegas y bares que alegran sus calles. Huyendo del difícil tráfico del casco histórico, de calles estrechas, `gorrillas´ (extraños personajes de la picaresca española que te cobran por aparcar en la calle sin contraprestación alguna por su parte) y demás inconvenientes, aparco el coche en una zona segura (Avda. de la Buhaira, junto a la Estación de San Bernardo) y no muy alejada del centro para realizar a pie y tranvía mi paseo. Desde San Bernardo hasta Plaza Nueva, donde se encuentra el Ayuntamiento, funciona una línea del nuevo Tranvía sevillano, moderno, cómodo y económico.
Parque de María Luisa
Elijo ir a pie al cercano Parque de María Luisa, donde se encuentra La Plaza de España, mi primera parada monumental. El Parque de María Luisa es el más famoso y bello de Sevilla. Se inauguró el 18 de abril de 1914 y formaba parte de los jardines del Palacio de San Telmo que fueron donados a la ciudad en 1893 por la Infanta María Luisa Fernanda de Orleans (Duquesa de Montpensier). Fue reformado por el francés Jean-Claude Nicolas Forestier, conservador del bosque de Boulogne en París, que le dio un toque romántico. Posteriormente, con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929, en el parque se abrieron las plazas de España y de América, que son dos de sus principales atractivos.

La Plaza de España de Sevilla es una majestuosa obra realizada por Aníbal González sobre una superficie de 50.000 m². Mide 200 m de diámetro y es de estilo regionalista (mezcla mudéjar, gótico y renacentista), siendo los materiales básicos el ladrillo y la cerámica sevillana. Una gran fuente preside la plaza y a su alrededor se abre una construcción semicircular de dos plantas, la primera porticada con hermosos arcos y la segunda cerrada con ventanas. En sus extremos se levantan dos bellas y elevadas torres con campanario y, en el centro y a ambos lados, tres torres mudéjares, siendo la mayor la central. Alrededor de la plaza y debajo de los arcos se suceden 48 bancos dedicados a diferentes provincias españolas decorados con bellos azulejos de cerámica con el escudo y el mapa de la provincia. Completa la plaza un pequeño canal semicircular navegable por pequeñas barcas que es cruzado por románticos puentes. La plaza es un lugar turístico y en toda ella podrás encontrar vendedores de abanicos, mantones, sombreros y otros souvenirs de no demasiada calidad, pero sí aceptables como recuerdo.
Caminando unos metros hacia el sur del parque busco la Plaza de América, también construida por Aníbal González. Consta de tres edificios, uno de los cuales, el Pabellón Renacentista, alberga al Museo Arqueológico (ver museos); otro, el Pabellón Mudéjar, al Museo de Artes y Costumbres; y el tercero, el Pabellón Gótico, corresponde a dependencias municipales.

Frente a la entrada principal del Parque de María Luisa se encuentra La Real Fábrica de Tabacos de Sevilla, actual sede del Rectorado de la Universidad sevillana y de algunas facultades de letras. Este singular edificio construido durante el siglo XVIII como sede de la primera fábrica de tabacos establecida en Europa, constituye una de las más bellas muestras de la arquitectura industrial y en sus patios se rodaron varias escenas de la película Carmen, dirigida por Vicente Aranda y protagonizada por Paz Vega, e inspirada en la obra del escritor francés Prosper Merimée. Siguiendo por la misma calle de Palos de la Frontera encontramos muy cerca el Palacio de San Telmo que hoy acoge la Presidencia de la Junta de Andalucía. Construido en 1682 sobre unos terrenos de la Inquisición, es uno de los edificios más destacados del barroco sevillano. Posee planta rectangular con varios patios interiores, uno de ellos central, torres en las cuatro esquinas, capilla y jardines. En su fachada principal destaca la magnífica portada de estilo churrigueresco. En el siglo XIX perteneció a los Duques de Montpensier y en sus salones se realizó la pedida de mano de su hija María de las Mercedes de Orleans en nombre del rey Alfonso XII.El palacio se encuentra ya en el barrio de Santa Cruz, y caminando unos metros más llego a la Puerta de Jerez, donde tomaré la Avenida de la Constitución en busca de la Catedral. Es una mañana cálida de primavera con una temperatura ideal (25 grados C) para recorrer el centro de la ciudad. A lo lejos observo ya los contrafuertes de la Catedral y su puerta de entrada principal. Aunque primero paso por la fachada del Archivo de Indias (Avda. de la Constitución s/n. Tel. (34) 954 211234). Situado entre la Catedral y el Alcázar, los archivos son unos de los más importantes del mundo por el número de documentos y la información que contiene, entre los que destacan el diario de Colón. Estudiosos de todo el mundo lo visitan cada año. Tras el descubrimiento de América en 1492 Sevilla se convirtió en el centro económico del imperio español y la ciudad vivió un gran desarrollo que se prolongó hasta 1717, cuando el monopolio comercial con América se trasladó a Cádiz y empezó a declinar la ciudad hispalense.
La Catedral y el Alcázar

La riqueza de la ciudad se reflejó en la construcción de edificios civiles y religiosos. Sevilla es una ciudad con un gran número de iglesias, capillas y conventos, todos ellos de enorme belleza y que guardan verdaderas obras de arte en su interior. El más relevante de todos es la Catedral. Construida entre los siglos XV y XX sobre el suelo de una mezquita almohade del siglo XII, de la que se conserva la torre de La Giralda(antiguo alminar) y el Patio de los Naranjos, es el mayor edificio gótico de la cristiandad. Entro al interior donde sobrecoge la gran dimensión de su Alta Mayor de 27 metros de alto por 18 m de ancho y sus numerosas, bellas y ricas capillas. En la Capilla de San Antonio contemplo la espléndida pintura de Murillo La visión de San Antonio; el Monumento a Colón con los restos del descubridor; en la Sacristía el cuadro de Goya Santa Justa y Rufina; las pinturas de Murillo en la cúpula de la Sala Capitular; los restos del rey Fernando III el Santo, que conquistó la ciudad a los árabes o la bellísima custodia de Arfe utilizada en la procesión del Corpus Christi.

Toda la catedral es un hermoso museo de arte religioso. Sin embargo, el elemento más popular es la torre de la Giralda que alcanza los 103 m de altura tras añadirle el cuerpo de las campanas, y que está coronado por el Giraldillo, que simboliza la victoria de la fe cristiana. El Giraldillo fue realizado por Bartolomé Morel en 1568 y representa a una mujer con túnica y un escudo guerrero en una mano y una palma en la otra. Subo las 36 rampas de la Giralda que conducen hasta el campanario y después de una extenuante ascensión alcanzo por fin a ver maravillosas vistas de Sevilla. El esfuerzo ha valido la pena al ver los tejados de la Catedral, las panorámicas de Triana, los Remedios, Santa Cruz, la Cartuja, los puentes del Alamillo, del Centenario, la Barqueta y del cercano Alcázar. Bajo aún sudoroso de la Giralda y busco la cercana y homónima cervecería Giralda (ver Ir de tapas) para refrescarme con una cerveza y una deliciosa tapa de berenjenas gratinadas.
Ya repuesto visito el cercano Alcázar. Situado frente a la Catedral, en el Patio de Banderas, lo conforman varios palacios de estilos y materiales diferentes. El primer palacio lo mandó construir Abderramán III en el siglo X y aún conserva el arco cegado que era la antigua entrada, el Patio del Yeso y un trozo de muralla. Su ornamentación sirvió de inspiración a los nazarís para realizar la Alhambra de Granada. Otro Palacio es el del Rey Pedro I cuya construcción se inició en 1364, en estilo mudéjar, y que cuenta con bellísimos salones y patios como el deslumbrante Patio de las Doncellas, el Patio de las Muñecas o el Salón de Embajadores. Por su parte el Palacio Gótico se construyó en tiempos de Alfonso X el Sabio sobre un antiguo palacio almohade. Otra de las grandes maravillas del Alcázar son sus hermosos jardines con influencias mudéjares, renacentistas y barrocas, y que reúnen una gran colección de plantas exóticas a lo largo de sus 60.000 m2.
Calle Sierpes e iglesia del Salvador

La entrada a la Catedral da derecho a visitar otro magnífico templo religioso, la Iglesia del Salvador, que guarda varios pasos de la Semana Santa sevillana. Hacia ella dirijo ahora mis pasos tras el refrigerio de otra jarra de cerveza y una tapa de salmorejo. Mi camino no será recto sino que aprovecho para caminar hasta Plaza Nueva por la Avda. de la Constitución para ver otro de los edificios civiles más relevantes de la ciudad, la Adriática de Sevilla, obra de José Espiau y Muñoz, en el que destaca la bella fachada semicircular en estilo mudéjar sevillano moderno con delicados arcos con azulejos y coronado por una cúpula. Frente a él se encuentran el Ayuntamiento y Plaza Nueva.
El Ayuntamiento lo comenzó a construir en el siglo XV Diego de Riaño y es una de las obras más notables del plateresco, mientras que la fachada que da a Plaza Nueva es de estilo neoclásico. Muy cerca de él, en la Plaza de San Francisco, comienza la popular Calle Sierpes, estrecha y con comercios, y uno de los puntos neurálgicos de la ciudad. Aquí sí encontrarás mantones de Manila, trajes de flamenca, abanicos y otras prendas sevillanas de calidad. Al final de la calle se encuentra la famosa confitería y heladería de La Campana, con deliciosos productos y punto tradicional de paso de la carrera oficial de las procesiones de Semana Santa.

Muy cerca, a unos 50 metros, está la Plaza de la Encarnación, donde emerge el Metropol Parasol diseñado por el arquitecto alemán Jürgen Mayer, y conocido popularmente, con esa gracia sevillana, como `Las Setas de la Encarnación´. Una estructura de hormigón con revestimiento de madera, de 150 x 70 metros y una altura de 30 metros, consistente en seis parasoles que dan sombra a los paseantes. En su parte inferior acoge un museo, un mercado y una plaza, mientras que en la superior hay un mirador de la ciudad por donde se puede pasear y un restaurante.
Dejo la sombra de la setas y camino a la cercana Plaza de El Salvador para visitar la iglesia del mismo nombre. Espectacular, hermosa y rebosante de arte por todos lados. Como sucedió en la Catedral y otras muchas iglesias, se construyó sobre el suelo de una antigua mezquita del siglo IX, de la que aún puede verse el Patio de los Naranjos y el inicio de la torre. La iglesia se inició en 1674 con planta de salón dividida en tres naves. Sobre el crucero se levanta una cúpula.

Toda la iglesia es magnífica, destacaré su Retablo Mayor del siglo XVIII, el retablo barroco con la efigie de San Cristóbal tallada por Martínez Montañés, sus innumerables vírgenes... Una maravilla. De El Salvador salen varias cofradías en Semana Santa: la Hermandad de la Borriquita, del Cristo del Amor y Virgen de Socorro, Hermandad de la Pasión...
Junto a la Iglesia, en la misma Plaza de El Salvador, se encuentra La Alicantina (Pza. del Salvador, 2. Tel. (+34) 954226122), que sirve deliciosas tapas y está especializado en arroces, pescado y marisco. Mis pasos buscan ahora la ribera del Guadalquivir y el Paseo Cristóbal Colón para echar una mirada al animado ambiente que se concentra en los alrededores de la plaza de toros de la Maestranza en días de feria como éste. A eso de las cinco de la tarde empiezan a verse ya los coches de caballos engalanados que traen a los sevillanos desde el recinto ferial hasta la bella plaza de toros del siglo XVIII, de estilo barroco, y cuyo ruedo no es totalmente circular sino de forma ovoide. En su interior destacan el Balcón del Príncipe, obra de Cayetano de Acosta, y el Museo taurino que reúne una colección de trajes, cuadros, fotografías y objetos relacionados con el mundo taurino.
Torre del Oro y Triana

Si continuamos en dirección al Puente de San Telmo hallamos el Teatro de la Maestranza y la Torre del Oro, gran símbolo de Sevilla. Esta bella torre albarrana del siglo XIII tiene un altura de 36 metros y fue construida por los almohades como parte defensiva de la muralla que protegía el Alcázar. En épocas posteriores se le añadió un par de cuerpos superiores. Hoy es sede del Museo Marítimo Torre del Oro y una de las estampas más fotografiadas de la ciudad. Sin embargo mi camino me lleva en dirección contraria, hacia el norte, en busca del popular Puente de Triana, aunque su nombre oficial es el de Isabel II (ver puentes). Tampoco este tradicional paso sobre el Guadalquivir se ha librado de la moda de prender candados en sus pasadores de hierro. Desde el puente se contemplan bellísimas vistas del Guadalquivir, del Paseo Alcalde Marqués de Contadero (donde hay una escultura de Chillida) con la Plaza de Toros, la Torre del Oro y el Puente de San Telmo a un lado, y la calle Betis y el Barrio de Triana al otro. Río arriba se encuentran el Puente de la Cartuja con La Cartuja, el Parque Temático Isla Mágica y el Parque Científico y Tecnológico. Aquí se celebró la Expo 92 que tanta infraestructura creó para modernizar la ciudad.
Paseo por Triana, por el Monumento al Arte Flamenco simbolizado con un mujer y una guitarra, la Plaza del Altozano, las tiendas de cerámica, las bodegas, bares y restaurantes del barrio, muchos de ellos junto a la calle Betis. Calles de casas encaladas de blanco y balcones de forja con macetas de geranios, rosas y jazmines. Desde la calle Betis, a la altura de los restaurantes Abades y Río Grande (ver restaurantes) la vista de la Torre del Oro es inolvidable. Continuando hacia el sur se encuentra la Plaza de Cuba y el barrio de los Remedios con el Parque de los Príncipes. Si Triana es más popular, los Remedios es más residencial. Sevilla ha crecido mucho en los últimos años y a la belleza tradicional de su casco histórico une ahora la modernidad y el desarrollo. Pero aún conserva todo su olor y sabor. Y a mí me queda la noche y la visita a la Feria.
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